jueves, 22 de diciembre de 2011

De máquinas y mujeres

La invención de la máquina de vapor en 1765 y el taylorismo que le siguió se tradujeron por una aprehensión de los cuerpos como instrumentos de trabajo al servicio de la máquina. La industrialización del trabajo, en el transcurso del siglo XIX, invirtió los términos de la metáfora mecánica: la máquina se convierte en sujeto y en organismo. Los obreros pasan a ser simples órganos conscientes que se ajustan a los órganos inconscientes del mecanismo. El trabajo resulta de este empalme de miembros naturales y mecánicos.

El robot es, entonces,el lugar de transferencia de doble vía entre el cuerpo humano y la máquina: algunas veces el cuerpo utiliza el instrumento como una parte de su estructura orgánica (prótesis), otras veces la máquina integra el cuerpo como una pieza de su mecanismo. De la imagen del hombre-máquina del siglo XVIII, donde el cuerpo (masculino) se pensaba como una totalidad mecánica, se pasa en el XIX a la imagen amenazadora de una "máquina viva" (como en Metrópolis de Fritz Lang) que se representará como una mujer o como un monstruo. La mujer, el mosntruo y la máquina que desean la consciencia anticipan el ciborg.

Beatriz Preciado, Manifiesto contrasexual

domingo, 11 de diciembre de 2011

El Arte es la emoción sin deseo

(...) Pero cuando miramos una naturaleza muerta, cuando, sin haberla perseguido, nos deleitamos con esta belleza que lleva consigo la figuración magnificada e inmóvil de las cosas, gozamos de lo que no hemos tenido que codiciar, contemplamos lo que no hemos tenido que querer, nos complacemos en lo que no nos ha sido necesario desear. Entonces la naturaleza muerta, porque conviene a nuestro placer sin entrar en ninguno de nuestros planes, porque se nos da sin el esfuerzo de que la deseemos, enarna la quintaesencia dle Arte, esta certeza de lo intemporal. En la escena muda, sin vida ni movimiento, se encarna un tiempo carente de proyectos, una perfección arrancada a la duración y a su cansina avidez -un placer sin deseo, una existenia sin duración, una belleza sin voluntad.

Pues el Arte es la emoción sin deseo.

Muriel Barbery, La elegancia del erizo









                                                                                  Naturaleza muerta, Pieter Claesz

jueves, 1 de diciembre de 2011

Yo escondo los sombríos tesoros
De las desconocidas mansiones
El corazón de los bosques el sueño
De una bengala ardiente
El horizonte nocturno
Que me corona
Yo voy con la cabeza por delante
Saludando de un nuevo secreto
El nacimiento de las imágenes

Paul Eluard, El amor y la poesía



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